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Arte
Los artistas portugueses fueron realmente muy bueno! Cuando hizo todo esto la creatividad? Una verdadera muestra las vanguardias de los setenta, años de renovación y el desarrollo económico, nos lleva a reflexionar sobre el estado del arte en el mundo de hoy.
En Portugal, la mayoría de los artistas entonces había ido al extranjero y consolidada, con lo que se hizo afuera. En retrospectiva, vemos un carácter visionario e intervenir perdido en el arte actual. Se inicia así con el bordado en tela "Agnes" por Lourdes Castro.
Los siguientes son los reconocidos en barco y el arco iris René Bertholo, cuyos mecanismos ya no funcionan. Luiz Eduardo con el "Séptimo Disguise Zeus" es impresionante. António Palolo presenta una combinación de paleta de extraordinario, muy revelador de la época. Un exceso de colores brillantes con un impacto, pero causa dolores de cabeza en la mañana.
Con la "Jazz Band", de Nadir Afonso, nos dimos cuenta del ruido y sentir las notas musicales. Usted puede pasar horas descubriendo detalles en la rica variedad de detalles, el texto y personajes de la obra de Eduardo Batarda.
El número de tallo Jorge Manuel Pinto con su sueño de paraíso a través de Dada, medio futurista, la mitad de Bauhaus nos lleva en un viaje en el tiempo. Lo extraño es que en medio de todas las obras de más de 70 años para encontrar un empleo en 1984, la pintura "Tiger Ovale", Júlio Pomar. Una situación que sólo fue descubierto en el día inaugural.
Tradução:Arte
Os artistas portugueses eram de facto muito bons! Para onde foi toda esta criatividade? Uma mostra fiel às vanguardas dos setentas, anos de renovação e desenvolvimento económico, leva-nos a reflectir sobre o estado da arte nos dias que correm.
Em Portugal, a maioria dos artistas tinha então partido para o estrangeiro e consolidavam-se com o que se fazia lá fora. Olhando em retrospectiva, vemos um carácter visionário e interventivo que se perdeu na arte actual. Tudo começa bem com o bordado sobre tecido “Inês”, de Lourdes Castro.
Seguem-se os reconhecidos barco e arco-íris de René Bertholo, cujos mecanismos já não funcionam. Eduardo Luiz com o “Sétimo Disfarce de Zeus” é de cortar a respiração. António Palolo apresenta uma combinação de paleta extraordinária, bastante reveladora da época. Um excesso de cores garridas com impacto, mas que causa dores de cabeça pela manhã.